La Encomienda

Milena* es colombiana y hace cuatro años que vive en Buenos Aires. Se gana la vida escribiendo textos publicitarios, mientras prepara su solicitud de beca para viajar a los Países Bajos a escribir su primera novela. Mantiene sólo un vínculo formal y tenso con su familia, sostenido por las conversaciones periódicas y las inútiles encomiendas que le envía regularmente su hermana, pero que sirven como un delgado hilo para sostener un vínculo frágil, como el que se supone que debe haber entre hermanos. Hasta que un día, en lugar de los dibujos infantiles, fotos y alimentos llega y se instala en su departamento su madre. Y ahí se iniciará una convivencia incómoda, en la que parece que hay algo que falta decir, pero nada se dice. “Agujas, pienso ahora, eso fuimos, mi hermana y yo para mi madre. ¿Y ella qué fue para nosotras? Un eclipse. Milena no es una persona solícita; vive con la sensación de que el mundo es amenazante, que todo vínculo humano es precario, frágil, provisorio, sostenido por una serie de ritos para los que no se siente capaz; y sobre todo por la prohibición de mencionar eso que nos diferencia, que nos separa, que hace ilusoria la convivencia. “¿Cuál fue la frase? Tenía que ver con la tendencia a construirse un mundo poblado por gente que piensa como uno. ¿Y para qué? Para reforzar las opiniones propias y tornarse extremos. ‘Cada cual en su isla encapsulado en su ideología’, algo así dijo Axel…Me pregunté si encapsularse no era lo que hacíamos todos, desde siempre. Procurarnos un buen adentro, porque el afuera es amenazante” Una novela muy buena, áspera. * Le he dado a la narradora el nombre ficticio de Milena, para mayor fluidez de la reseña. Margarita García Robayo nació en 1980 en Cartagena, Colombia, y al igual que Milena, vive desde hace varios años en Buenos Aires, Argentina, donde colabora con diversos medios periodísticos. Ha publicado varios libros de cuentos, y ésta es su cuarta novela.