La vida breve

El libro tiene dos partes. En la primera, el publicista, aspirante a escritor Juan Brausen es (o necesita ser) más que el habitante de un monoambiente, siempre a punto de ser despedido de la agencia. A Gertrudis, su mujer, le han sacado una mama, y a los dos han perdido la sorpresa y el amor. Acostado solo en su cama, mientras ella descansa con parientes en Temperley, siente la ausencia de ella en el lecho, como análoga a la amputación. En un momento de regreso ella lo “torea” con la posibilidad de otro hombre, discusión de la que él, “como un muerto”, desiste, sabiendo que por ese camino terminarán en la cama (la muerte es no poder decidir). Consciente del vacío, frecuenta por obligación las reuniones sociales de su amigo Stein (en las que “la Mami”, canta en francés la vida es breve), fantasea con la novela de Díaz Grey y Elena en Santa María; escucha a través de la pared a su vecina “la Queca”, y luego, como Arce, inicia un romance sórdido, con cosas de “El extranjero”; En la segunda parte, Brausen profundiza el anonadadamiento, dejando salir a Arce, ayudado por el dinero de la indemnización. Relación ambigua con Gertrudis y progresivamente irresponsable (Arce) con la Queca, a quien ha decido matar, mientras “actúa” de Brausen con Stein. Alquila oficina – fachada, que comparte con un distanciado Onetti. Díaz Grey acompaña a Elena a buscar a Oscar Owen (?), al hotel de “Mc Leod”, a la casa de la enana y la violinista, y finalmente al Obispo, quien hace una cartesiana conjetura sobre la desesperación; Elena comprende que su deseo es que Ernesto venga (los dones), y que la búsqueda (como la del médico con ella) es estéril. Le obsequia (dádiva) una noche de sexo, y se suicida; aparece una escena en que “Degé” engaña a su esposa (Elena), con la bailarina. Brausen planifica el día del asesinato de Queca, pero Raquel lo obliga a postergar; luego encuentra que Ernesto ya la ha estrangulado. Lo protege, mientras le tiende la trampa, viajan (retirada -huida), hasta desembocar en Santa María, sus colonos con la antorcha de la verdad y sus hombres a los que Dios-Brausen moldea para el amor y el pleno ser. El viudo de Elena planifica venganza en la que incluye al médico, el gigoló-desesperado-inglés Oscar Owen y la violinista-novia; mientras desaparece el rastro de Brausen y Ernesto, el cuarteto creado huye de la policía por un homicidio, liderados a la nada por Sala, hasta la caída final carnavalesca, de la cual huyen doctor y bailarina. En Sala, declina el autor Brausen-Onetti, que se han quedado sin argumento, y se desvanecen dejando solos a personajes y trama hasta el desvanecimiento. FIN. Una novela muy valiosa que requiere una esforzada lectura activa; el precio es elevado.