En agosto nos vemos

3,5 ⭐ Jubileo Una vez al año, en agosto, Ana Magdalena Bosch, cruza a la isla para poner gladiolos en la tumba de su madre; lo siente como un día personal, reservado para ella. Y con cierta ayuda del azar, comienza a practicar un rito, que de ahí en más la hará esperar ansiosamente la llegada del próximo agosto, lo que supondrá la aparición de algunos cambios en ella, que no son ajenos a su marido, con quien ya lleva más de treinta años de un feliz matrimonio. Pero este rito, de alguna manera dependiente del azar, supone una dosis de incertidumbre que será la antesala que enriquece la espera y la expectativa. En tiempos muy antiguos, según cuenta Erich Fromm en su libro El arte de amar, los pequeños grupos humanos, tenían anualmente un festejo en el que desaparecían todas las inhibiciones y culpas, y a condición de no dañar a otro, cada uno era libre de actuar como quisiera, sin que eso significara culpas ni reproches posteriores; este intervalo lúdico tenía un efecto benéfico y generaba una disminución de las tensiones individuales y grupales. Más adelante, en algunos pueblos se recreó algo similar con el nombre de Jubileo. De alguna manera, he percibido inicialmente un valor similar en el rito de Ana Magdalena, aunque la humanidad y sus vínculos ya no son tan sencillos, y las razones por las que se llevan a cabo no siempre son claras (¿O tal vez si?). Ya no hay que esperar en esta novela, una de las complejas y verbosas tramas que fue capaz de urdir GGM, ya que fue escrita cuando ya habían comenzado sus problemas de memoria y concentración; pero este mismo problema, que se asocia a la supresión de inhibiciones, nos permite atisbar la esencia de la personalidad del autor. >i>“Perdida por timidez la oportunidad de morir, un escritor infeliz pretende redimirse escribiendo una historia feliz” (Inicio de Argos el ciego, de Gesualdo Bufalino). Una novela muy linda, bien escrita y una lectura breve y placentera, que sigue siendo una obra de García Márquez; y no se permitiría escribir un cuento de hadas o un "fueron felices para siempre". Se agradece.