Galileo

Galileo es una obra teatral escrita por Bertolt Brecht, como una adaptación libre de un período de la vida del científico Galileo Galilei. Parte de su confirmación, con el primer uso del telescopio, de la teoría heliocéntrica (la tierra gira alrededor del sol, y no al revés) postulada prudentemente como hipótesis por Nicolás Copérnico. En ese momento histórico, esta afirmación era un desafío a la doctrina de la Iglesia, que había aceptado la Teoría Ptolemaica, la que además ponía a la Tierra como el centro del universo, lo cual explicaba que fuera el lugar elegido por Jesús para su encarnación. Poner en duda ese principio parecía que fuera posible derrumbar toda la doctrina cristiana y el sostén de la Iglesia. Pese a la protección que le dio muchos años la familia Médici en Florencia, Galileo tuvo que aceptar finalmente presentarse ante los representantes de la Inquisición, y al ver los elementos de tortura, aceptó retractarse de sus afirmaciones. (La leyenda cuenta que cuando salía del salón de sesiones, golpeó el suelo con el pie, afirmando "Eppur si muove" ("Y sin embargo se mueve", refiriéndose a la Tierra). La obra consiste principalmente en los diálogos sostienen Galileo y su discípulo-asistente. Cuándo Galileo vuelve a su estudio después de haber renegado de sus convicciones, su asistente se lo reprocha, afirmando - "Pobres los pueblos que no tienen héroes" A lo cual, Galileo replica: - "Pobres los pueblos que necesitan héroes En otro de ellos el asistente, ante la posibilidad de que los postulados de Galileo efectivamente derrumben las creencias cristianas, le reprocha sobre el efecto que esto tendrá en la vida de sus padres, así como en la de otros campesinos, que sobrellevan una vida dura e insufrible, sostenidos sólo con la esperanza que les da la Fe en Dios: la vida no tendría sentido, e imperaría la desesperación. Para Brecht, militante marxista, tal vez sería el inicio de la conciencia de la desigualdad y la explotación, como primer paso para profundizar la lucha de clases, terminando con "el opio de los pueblos". Para otros, en cambio, confirma la idea enunciada en la frase: "Si Dios no existiera, habría que inventarlo." Una obra muy buena, que se puede leer o ver sin mayor conocimiento previo, aunque contar con el contexto permite aprovecharla mucho más.