La historia del prodigioso Yerzhán / El lago muerto

En su largo viaje de cuatro días a través de la estepa de Kazajstán, el narrador conoce a Yerzhán un niño (¿un niño?) que hace prodigios con el violín, y luego de algunas aclaraciones, se comienza a conocer su historia. En el apeadero del ferrocarril de Kara-Shagán, viven en dos casas aledañas a la estación, dos familias campesinas que se ocupan de los movimientos del tren según las instrucciones que reciben. Las dos familias actúan como una sola, y todos son tíos y abuelos. En ese hogar, en circunstancias prodigiosas nace Yerzhán. Y conoceremos la historia y peripecias de esta familia ampliada, tan cerca de ese lugar tan temido y misterioso llamado “la zona”, donde al parecer se efectúan pruebas nucleares, hecho que excede la capacidad de comprensión de los campesinos. Y la conoceremos, en parte, a través de lo que Yerzhán le cuenta al narrador y por otra parte a las intuiciones y sueños del narrador, que completará la historia. Una muy buena novela, muy bien narrada, ágil y profunda de este autor, para mí hasta ahora desconocido. Hamid Ismailov (1954) nació en Kirguistán, aunque vivió toda su infancia y juventud en Uzbekistán. Hasta 1991, ambos países, así como Kazajistán, donde transcurre la historia, eran Estados que formaban parte de la Unión Soviética.