Los desposeídos

The little house on the prairie Como la lente de una cámara que se aproxima, a cientos de kilómetros al este de Budapest, casi en la frontera de Rumania encontramos un pequeño pueblo, o tal vez un caserío; una zona tan anónima que hasta el Danubio, luego de unir a las ciudades de Buda y Pest, cambia su recorrido y se dirige al sur en busca de parajes más importantes. Y en las afueras de las dos cuadras que forman el pueblo, yendo hacia las tierras bajas, antes de llegar al barrio de los gitanos y los cementerios (el reformado, el católico griego, y el laico inaugurado por el Partido), se encuentra una casa de adobe en la que vive la familia de nuestro anfitrión, un niño de edad preescolar, que nos contará a través de una serie de historias, su vida cotidiana, la de su familia, y la del pueblo, en ese orden concéntrico que rige su vida. Una vida dura, de esfuerzo y sacrificio permanente, atento a los humores de sus padres, para escapar antes de recibir una golpiza en la que canalizan sus frustraciones. Un padre esforzado y frustrado por la inestabilidad laboral: no está afiliado al Partido, porque es considerado un kulak, término que el comunismo reserva a los antiguos propietarios y empleadores; y que ahoga su frustración en la tasca, invitando rondas para ser aceptado. Una madre que sufre la situación, agravada por el desprecio que siente hacia los "campesinos húngaros", brutales y sucios, reivindicando su origen, tal vez rumano, tal vez ruteno. Una hermana mayor, que como con toda hermana mayor, se vincula alternando la camaradería y la rivalidad. Y el pequeñín, que duerme y mama; aún no es una persona. La familia (y el niño) reciben burlas y acusaciones: kulak, judío, gitano; y aunque es sensible a la intención ofensiva, no entiende bien que significan esos términos. Pregunta, observa, piensa. Una historia de desposeídos, de excluidos, no en el sentido usual de la palabra, sino de una manera más sutil, aunque igualmente brutal. Todo presentado, no en forma sombría, sino a través de la mirada luminosa del niño, asombrada, curiosa, de dolores cortos y alegrías que siempre vuelven; lo más importante es su círculo concéntrico, su casa, la de adobe en las tierras bajas, su familia, imperfecta, imprevisible, generosa, y sobre todo suya. Una novela excelente, narrada con una prosa y un ritmo magníficos, y personajes muy humanos, muy creíbles, muy queribles. Szilárd Borbély nació en Hungría en 1963, y es autor de poesía y ensayos, y alcanzó gran reconocimiento a través de esta novela, la primera y última que escribió; casi como un legado.