Los pies sucios

Askia persigue el recuerdo de su padre en París. Tras más de 30 años de ausencia, Askia deja el Sahel y llega a Europa buscando la explicación de un abandono que no ha logrado superar. Al volante de un taxi que le sirve para ocultar su verdadero y terrible oficio, recorre la ciudad y conoce a Olia, una fotógrafa que le asegura que tiempo atrás retrató a su padre. A partir de este encuentro se desencadena una historia amarga e inquietante en la que presente y pasado confluyen de un modo desazonador.

Askia maneja su taxi por las noches de París; los Jardines de Luxemburgo, La Rue de Saint Michel, la Rue de Auguste Conte; el Barrio Latino. En todas partes parece encontrarse con la huella de Siri, su padre, que aparece en sus recuerdos infantiles con su turbante siempre blanco, en su eterno caminar. “....,los llamaron ‘los pies sucios’ Se decía que habían recorrido los caminos del Sahel. El hombre del turbante blanco y su familia tenían los pies embarrados y su familia tenían los pies blanquecinos por el lodo y el polvo de todos los caminos que habían recorrido desde allí. Tenían grietas en los talones y la piel muy seca, arrugada, Y entre los pliegues había suciedad, una mezcla de sudor y de tierra. ‘¿Será que tienen los pies sucios porque no pueden dejar de caminar? Ya ves que no pueden parar. Han parado en nuestro pueblo porque no quieren o no pueden ir más lejos’ Askia se siente, se sabe siempre vulnerable, así como sus amigos: Ollia, la fotógrafa de Sofía; Petit Guinée, antiguo mercenario; el Sr. Ali, de Puerto Said y sus castañas asadas. Y Askia, también, esconde un secreto más oscuro. Hay alusiones a Juan Preciado (el hijo que busca a Pedro Páramo), y a Telémaco que espera y busca a su padre Ulises (La Odisea), en las que percibe cierta analogía. Una historia que me conmovió y me atrapó. Muy bien narrada y con personajes entrañables, sobre la búsqueda, la huida, el desarraigo, la vulnerabilidad. Para mí gusto, Edem Awumey ya es un escritor esencial.