Amsterdam

En el entierro de Molly, se encuentran cuatro hombres que han sido parte importante de su vida. Dos de ellos, uno el viudo, quedan en las sombras y reaparecen ocasionalmente en el escenario. Los otros dos, amigos, uno músico el otro periodista, permanecen en el centro de la escena, en una secuencia que se tornará cada vez más vertiginosa. Una buena historia, que podría haber derivado en una colosal sinfonía (brillante o caótica), pero se ha mantenido en el carril de la moderación, contenido por por un afán de simetrías.