El calvario de Abdías

Para empezar, me hubiera parecido más apropiado el título que recibió en turco Sueños de la loba (Dişi Kurdun Rüyaları); no he encontrado una traducción del título original en ruso (Плаха). La novela trascurre en algunas de las zonas más agrestes de Kirguisia, conocida también como Kirguistán (“el lugar de los kirguis”) y tiene su foco principal a la naturaleza: la sabana, la estepa, las lagunas, las montañas y los collados; y los animales que la habitan, los saigas (una especie de venados) y los que son convocados como protagonistas que actúan y hablan en nombre de toda esta naturaleza: la pareja de lobos integrada por Akbara y Tash-Chanair. Y desde la perspectiva de los lobos, comenzamos a percibir la gradual introducción del hombre en estos territorios, de los cuales van siendo desplazados hasta las cercanías de las zonas donde los pastores crían a sus ovejas. Y sobre este fondo, nos acercamos a la vida de los humanos de la región rural, que se encuentra, en cierta forma, como le pasa a la naturaleza, en la situación de dar respuesta a las demandas procedentes de las ciudades: la productividad, las discusiones sobre la responsabilidad y la decisión del uso de la tierra, los dogmatismos del socialismo de la URSS, las visitas clandestinas para conseguir anash (estupefaciente que crece en la zona, similar a la marihuana). Y en medio de esta transición compleja, aparece el personaje de Abdías, un joven exseminarista, inocente y bien intencionado que dedica su vida a que los hombres vuelvan a Dios, al respeto mutuo, al amor; sus peripecias adquieren un carácter casi tragicómico en este mundo vacilante y complejo, aunque en su honestidad a prueba de todo, abre la puerta a grandes discusiones sobre el desarrollo espiritual del hombre en medio de una sociedad crecientemente materialista y hedonista, preocupación permanente del autor. Aparecen otros humanos en la historia; pero quisiera destacar a Bostón Urkunchíev, cuyo calvario me ha parecido el más conmovedor. En síntesis, me he encontrado con una obra que no es fácil de leer, pero que me ha permitido aproximarme a una comprensión de una de las zonas más desconocidas del planeta, y sobre todo a la condición humana, y sus relaciones entre sí, con otras subculturas y con la naturaleza. Chinguiz Aitmátov (1928-2008) nació en Kirguisia, cuando era parte de la URSS. Aunque su padre fue fusilado durante la Revolución, llegó a ocupar un papel destacado en la política de la URSS, llegando a ser colaborador de Gorbachov.