Sin novedad en el frente

La lectura de una novela que es un clásico como ésta no puede ser virginal, debido a la fama que la precede. Y después de haberla leído, puedo decir que esa fama es absolutamente merecida: una novela magnífica. La novela es una "crónica incomparable de las trincheras”, como la calificó César Miró (https://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A9sar_Mir%C3%B3). No faltan cadáveres, ratas, barro y sangre; y ninguna de estas menciones es efectista, sino necesaria. "- ¿Porqué iba a querer atacarnos un cerrajero o un zapatero francés? (.......) Jamás he visto a un francés antes de venir acá, y lo mismo les ocurre a los franceses, en su mayoría, respecto a nosotros-." La narración tiene el mérito de evitar un clima de tragedia (aunque lo es), de sufrimiento perpetuo, de oscuridad. Por el contrario, sin ser tampoco una sátira, recoge los momentos de amistad, alegría y un humor un poco irónico y burlón de estos soldados, jóvenes llenos de vida; y también los momentos de dolor, tristeza, impotencia. Creo que podría haber alternativas, tal vez mejores, para el final; pero la novela fue publicada en 1929; y el final no deja de tener su poesía. Muy recomendable.