Una casa llena de gente

Charo, dramaturga, hereda un montón de material que su madre fue guardando durante su vida. El libro alterna fragmentos de las cartas de su madre y los recuerdos de Charo del edificio en el que vivían cuando era niña. Los primeros capítulos son narrativos y me encantaron, la niña tiene ocurrencias de Mafalda, es divertido. Luego la trama se va tornando cada vez más oscura y los hechos son contados de formas más diversas, a menudo directamente por los personajes, pero llega incluso a contarse a traves de la obra de teatro que escribe Charo sobre el tema. Lo que encuentro más admirable de este libro es la forma de escribir los diálogos y las declaraciones de los personajes. Es tan preciso y tan personalizado que prácticamente se pueden oír las voces de cada uno de ellos y sus distintos acentos (argentinos). No me había pasado nunca. Me convence menos la estructura la novela. Las cartas de la madre no aportan nada. La historia es amena al principio, el desenlace se puede ver un poco venir por los indicios que se han ido dando pero está bien porque el lector va atando cabos al mismo tiempo que la narradora. Es la parte central la que me ha parecido un poco inútilmente enrevesada, puede que para evitar que adivinásemos las cosas demasiado rápido. Es como si en la novela sobrara estructura. Es una novela que se lee muy fácilmente, pero como juega mucho con las diversas fuentes de información y el aporte pautado de información, uno termina viendo un poco el andamiaje. A pesar de ello, me ha gustado mucho, me ha parecido muy interesante y bien escrita. Lo más importante de la historia son las relaciones entre los personajes y su evolución, y en eso sí que está muy lograda. En vez de presentar la historia como una intriga para entender la muerte de alguien, dispositivo que está ya muy gastado, el motor de esta novela está en la evolución de las relaciones personales y por ello resulta mucho más original. Y solo por las voces de los personajes: de matrícula de honor.